Deportes extremos

El mejor deporte para transformar tu cuerpo (y tu mente)

 
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Estiliza la figura. Esculpe las piernas. Endurece los glúteos. Ensancha los hombros y el pecho. Fortalece el abdomen. Mejora la resistencia cardiovascular y la pulmonar. Y adelgaza. En una hora, se pueden llegar a quemar unas 500 calorías (estimación sobre un peso de 60 kilos y a un ritmo moderado). Sólo existe una disciplina deportiva capaz de conseguir todo esto -y mucho más- sin apenas provocar sufrimiento alguno a las articulaciones: la natación.
"Yo lo denomino el deporte total", asegura Antonio Ríos Luna, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica. Aquí van sus poderosos argumentos: "Su práctica resulta muy beneficiosa para cualquier rango de edad, desde niños hasta ancianos. Con él se ejercitan prácticamente todos los músculos del cuerpo -tren superior e inferior y core-. Es perfecto para practicarlo a cualquier nivel, tanto amateur como profesional, y puede convertirse en el complemento perfecto si se sigue una dieta alimenticia para mantener el tono muscular".
Desde el punto de vista clínico, su lista de indicaciones es interminable: "Con la natación se inicia la readaptación en los pacientes o deportistas que acaban de salir de enfermedades, operaciones o lesiones. Se suele prescribir para mejorar multitud de patologías como terapia médica, por ejemplo, en personas con problemas de espalda -escoliosis, hernias discales, etc-. También es muy útil para la recuperación de lesiones de rodilla, al realizarse en un escenario de baja gravedad como es dentro del agua".
Ironman en los escasos ratos libres que le deja la práctica de la medicina -hace un par de semanas completó con éxito el de Frankfurt (Alemania)-, Ríos Luna describe los benefactores efectos de esta actividad en nuestra anatomía. "¿Qué trabajamos al nadar? Si empezamos por los hombros, el manguito de rotadores, pectorales y los músculos que rodean a las escápulas. Respecto a las piernas, al dar la patada, movilizamos toda la parte posterior, musculatura glútea e isquiotibial. A nivel de columna, fortalecemos los músculos que literalmente desempeñan el papel de sujetarla, como son el cuadrado lumbar o el ilicostal".


BENEFICIOS

Practicar natación con regularidad es la mejor receta para mantenerse ágil, fuerte y flexible. "Físicamente, nos aporta todo, dependiendo del grado de exigencia con que nos lo tomemos. Nos ayuda a incrementar nuestra fuerza si buscamos meter picos de velocidad en su ejecución. Por ejemplo, al hacer series, ya sean de 50, 100 o lo que queramos. También mejora nuestra resistencia aeróbica si nos decantamos por nadar durante media o una hora a nuestro ritmo, manteniendo pulsaciones y respiración constantes, relajados y pensando en nuestras cosas".
¿Cuál es el estilo más recomendado? "Para cualquiera que se inicie, lo ideal es combinar estilos, exceptuando el de mariposa -muy complicado y exigente técnicamente-. Se recomienda practicar crol en caso de que exista alguna patología de columna. Eso sí, si tenemos un problema en las cervicales deberemos evitar los giros al respirar usando un tubo de respiración. Espalda es otro de los más beneficiosos, incluso casi más que el anterior, debido a la posición: perfectamente alineada de la columna cervical, dorsal y lumbar. Por último, no es aconsejable que pacientes con problemas de columna o rodillas naden a braza por lo forzado de la postura en ambas articulaciones».

CUIDAR LA TÉCNICA

 

Aunque se trata de uno de los deportes menos lesivos que existen para las articulaciones, es esencial dominar la técnica para disfrutar a tope de todos los beneficios y evitar posibles lesiones (especialmente, en la zona cervical y los hombros). "Como en cualquier otro ejercicio, es conveniente comenzar a practicarlo de forma progresiva, tanto en distancias como en ritmos. Es fundamental seguir los consejos de entrenadores para dominar la técnica al nadar. De ese modo, mejoraremos nuestra capacidad de deslizarnos en el agua, evitaremos posibles lesiones y nos ayudará a motivarnos para seguir persiguiendo la línea azul".
Así que ya sabes, aprovecha esa piscina tan apetecible ante la que te tumbas durante horas para engancharte al deporte que mejor te va a venir a sus músculos, articulaciones y, a tu cabeza (el agua es el lugar perfecto para alcanzar esa desconexión total). Nunca es demasiado tarde para dejar de ser bañista y convertirte en nadador

 


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