La afición a las redes sociales genera conflictos con la vida real

La afición a las redes sociales genera conflictos con la vida real

Tendencias. Existen consenso entre los profesionales de que la relación
que tienen algunos con internet puede encuadrarse en los tópicos de una adicción.


Alerta. La búsqueda de gratificación puede dispararse a niveles riesgosos.
La dependencia y el uso excesivo de redes sociales, en un marco donde Facebook cuenta
con más de 1.500 millones de usuarios en el mundo mientras que suman 300 millones los
de Twitter, puede en ocasiones generar conflictos en diversos ámbitos de la vida de una
persona y llegar a tratarse de una “adicción”, en este caso a Internet, si se detectan ciertos
patrones de comportamiento que responden a esa patología.
“Si bien la adicción a Internet aún no está incluida en la última versión del Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, de la Asociación Americana de
Psiquiatría, existe un consenso entre los profesionales respecto de que efectivamente
se presentan casos de comportamientos de personas vinculados a las redes sociales
que reúnen las variables para definirlos como una adicción”, explicó a Télam Laura
Jurkowski, psicóloga especialista en este tema.

Los usos que las personas le dan a las redes sociales son diversos y en ocasiones están
vinculados a su área profesional, como por ejemplo el caso de Valentín Muro, un joven
que se dedica a la filosofía y la tecnología, y a “entender cómo funcionan las cosas”,
título que lleva una charla que brindó en el ciclo de conferencias TEDx.

  “Quise darme de baja de Facebook porque me abrumaba el recibir información
constantemente, y no me refiero a las notificaciones sino al hecho de procesar información
constantemente con su consecuente carga cognitiva”, relató Muro. La razón por la que
el joven “no pudo” darse de baja de esa red social fue que era administrador de varias
cuentas profesionales que estaban vinculadas a su cuenta personal, y él era el único
encargado de manejarlas.

  Jurkowski, que también es fundadora de Reconectarse, un centro de tratamiento de
adicciones a Internet, señaló que las herramientas tecnológicas “son muy importantes
y actualmente no se puede prescindir de ellas”, pero al mismo tiempo aclaró cuáles
son los comportamientos de los usuarios por los cuales hay que prender el alerta.

  “Los parámetros son los de cualquier otra adicción, la búsqueda y sensación de
gratificación por el uso de esta red, que de otra manera no se puede conseguir, y
que a veces se consideran como un escape a otros problemas”, precisó.

  La especialista también remarcó como síntoma el hecho de que “muchas veces
la actividad con las redes sociales pasa a ser lo más importante que la persona tiene
y genera una dependencia, y es así como su humor cambia si puede o no conectarse”.

  En este caso, se pueden citar como ejemplo los momentos en que por alguna falla
técnica las redes sociales se caen durante solo unos minutos, como fue el caso de Twitter
el pasado lunes, y ello genera un aluvión de mensajes de los usuarios con quejas o
preguntas respecto de lo que pasa con el servicio.


Abstinencia. Todas esos comportamientos se suman al “síndrome de abstinencia”,
por el cual la persona empieza a sentir malestar y angustia cuando no se puede conectar,
y luego está “el fenómeno de tolerancia” que tiene que ver con que el usuario necesita
estar cada vez más tiempo conectado para obtener el mismo resultado”, explicó la especialista.

  Es importante destacar que lo que define si hay una adicción a las redes sociales no
es “el tiempo que el usuario permanece conectado”, sino cuando su comportamiento
empieza a “interferir en su vida” y comienza a generarle problemas” graves con sus
amigos, pareja, trabajo o familia y hasta con su salud, subrayó Jurkowski.

  Los tratamientos de recuperación dependen en primer lugar de la situación de la
persona, y de la contención que pueda recibir de familia o amigos, explicó la especialista
y agregó que “el paciente tiene que empezar a darse cuenta de que tiene un problema”.

  “Después se trabaja con una terapia individual, cognitiva-conductual, para que el
paciente logre una reorganización del uso de la computadora, teniendo en cuenta
que la tecnología es una herramienta muy importante en este momento, y no se puede
prescindir de ella”, remarcó Jurkowski.

  Estas cuestiones también pueden despertarse por iniciativa de los propios usuarios,
como cuenta Estefanía Franceschi, quien trabaja en una empresa de comunicaciones.

  “Cuando generé mi cuenta en Twitter no pude evitar tener una sobredosis de uso de
la red social, estaba pendiente de los Trending Topics, de generar buenos tuits y
sorprenderme de la creatividad de otros usuarios”, comentó la joven y agregó que
usó esta red social durante un año de manera periódica y en un momento quiso darse de baja.

  Pero finalmente no llegó a hacerlo y le encontró un uso alternativo como canal
de consulta con empresas de servicios porque consideró que las respuestas allí
“son más rápidas y efectivas”.

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